20080918

Anónima, por supuesto, porque los cobardes nunca dan la cara.-


Todos coinciden en que las cartas que se envían y los foros que se utilizan para manchar la reputación de una persona sin que el autor dé la cara, son despreciables, mezquinos y una herramienta propia de cobardes; pero también hay que decir que el Papa debería de beatificar inmediatamente al virtuoso que en el primer párrafo abandone la lectura de estas misivas devoradas con mayor interés que la correspondencia escrita en nuestros años jóvenes por la novia o pretendiente de turno.
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